Como en los últimos años, la revista del
MIT, Technology Review, ha dado a conocer las 10 tecnologías emergentes que tendrán mayor relevancia durante los próximos años y que si al final se desarrollan cambiarán, sin duda, nuestra manera de vivir.
Modelos sorpresa (modeling surprise). Eric Horvitz, de Microsoft, está desarrollando un software que permitirá determinar el nivel de sorpresa que puede producir en la población un determinado evento. Este programa permitirá predecir las reacciones de la población ante hechos fuera de lo común, como huracanes, terremotos o atentados terroristas y ayudar así a diseñar los planes de actuación. Este modelo no trata de construir una bola de cristal tecnológica sino de aplicar metodologías para observar que tipo de cosas nos sorprendieron en el pasado y poder modelar que tipo de cosas podría sorprendernos en el futuro.
Chips probalilísticos (proabilistic chips). Krishna Palem, de la Universidad de Rice, ha desarrollado la tecnología PCMOS, que consiste en componentes electrónicos cuyo comportamiento no es totalmente determinista. El lado malo es que esto significa que los componentes pueden cometer errores en sus cálculos, pero tienen dos importantes ventajas; la primera, que su consumo energético es mucho menor (mayor duración de batería) y su capacidad de miniaturización también lo es, lo que permitirá alargar la vida de la ley de Moore. En síntesis: usar menos energía a cambio de pequeña pérdida de precisión.
Nanoradio. Alex Zettl, investigador de la Universidad de Berkeley, ha construido aparatos de radio de tamaño molecular utilizando nanotubos; este desarrollo permitirá desde mejorar los teléfonos móviles hasta mejorar las comunicaciones entre micro dispositivos. La idea parte de una simple molécula de carbono que sea capaz recibir señales de radio. Cualquier dispositivo inalámbrico puede mejorarse aprovechando esta idea y producir teléfonos celulares de bajo consumo de energía o incluso dispositivos que puedan viajar por el torrente sanguíneo para aplicar medicamentos.
Energía sin cables (wireless power). Marin Soljačić, profesor de física en el MIT, trabajan un sistema para transmitir energía eléctrica de forma inalámbrica. El sistema aprovecha el fenómeno del acoplo por resonancia y se basa en que la corriente que pasa por una bobina induce una corriente eléctrica en una bobina cercana. Es el mismo sistema que utilizan los transformadores, pero ajustando la frecuencia de la corriente eléctrica para hacer que las bobinas entren en resonancia; de esta forma, las bobinas pueden estar separadas una distancia considerable. Cualquier dispositivo de bajo consumo de energía tales como celulares, iPods o laptops podrán recargarse simplemente colocándolos en un rango de energía inalámbrica, liberándolos de cables de corriente e incluso del uso de baterías.
Magnetómetros atómicos (atomic magnetometers). John Kitching, físico del National Institute of Standards and Technology, está desarrollando minúsculos sensores magnéticos del tamaño de un grano de arroz capaces de detectar campos magnéticos muy débiles. Este diminuto instrumento puede revolucionar desde los equipos de resonancia magnética utilizados en medicina, hasta los detectores de bombas.
Aplicaciones web locales (offline web applications). Kevin Lynch, de Adobe, trabaja en el desarrollo de AIR (Adobe Integrated Runtime), una herramienta que permitirá desarrollar aplicaciones Web capaces de ejecutarse localmente en el ordenador del usuario. Estas aplicaciones, además, serán capaces de interactuar con servidores Web, con lo que el sistema combinará las ventajas de las aplicaciones online y offline. La idea es realizar aplicaciones que estén disponibles en Internet sin importar el sistema operativo o dispositivo que ejecute el usuario. También hay otras tecnologías como el Silverlight de Microsoft, el Mozilla Prism y el Google Gears.
Transistores de grafeno (graphene transistors). El grafeno es una estructura de carbono de un átomo de espesor que presenta una conductividad eléctrica muy elevada. Walter de Heer, del Instituto Tecnológico de Georgia, está investigando la fabricación de componentes electrónicos de grafeno, ya que su elevada conductividad permite hacer componentes mucho más rápidos que los de silicio. Los componentes electrónicos basados en grafeno podrían superar el terahercio de velocidad.
Conectómica (connectomics). Se trata de un campo de investigación que pretende mapear los circuitos neuronales del cerebro encargados de recoger, procesar y almacenar la información. Jeff Lichtman, profesor de la Universidad de Harvard, trabaja en este nuevo campo permite trazar físicamente las conexiones sinápticas de las neuronas recogiendo datos, procesos y archivando información del sistema nervioso, tales mapas podrían arrojar luz sobre el desarrollo temprano del cerebro y de enfermedades vinculadas a las conexiones defectuosas tales como autismo y esquizofrenia. Tendrá aplicaciones en la mejora de la comprensión de enfermedades como el autismo o la esquizofrenia, así como el avance en el conocimiento de las funciones cognitivas.
Minería de la realidad (reality mining). Sandy Pentland, del MIT, utiliza los teléfonos móviles para obtener información sobre el comportamiento de las personas y su forma de relacionarse. Los móviles son lo suficientemente sofisticados para recoger datos sobre la conducta humana y aplicando algoritmos de minería de datos se podría crear un modelo capaz de deducir las relaciones y el comportamiento tanto de un individuo como de un grupo para permitir ajustes de seguridad automatizados, ayudantes personales inteligentes y supervisión de la salud personal y de la comunidad.
Biocombustibles con enzimas de celulosa (cellulolytic enzymes). Frances Arnold, investigadora del Instituto Tecnológico de California, trabaja en la creación de bacterias capaces de metabolizar la celulosa transformándola en biocombustibles. Pretende que las propias bacterias que se usan en la fermentación puedan producir estas encimas, lo que permitiría producir los biocombustibles en un solo paso. Su aplicación ayudaría a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero